CAPITULO 8
Dos
meses después…
—A
ver —comentó Lali abriendo su agenda—. ¿Qué tenemos
para
esta tarde?
Tony,
sentado frente a ella en su despacho, dijo tras mirar la
suya:
—Tenemos
la visita de Lahita y Kamal. Quieren ver cómo
llevamos
el asunto de su boda —dijo Tony.
—Creo
que ésta está controlada —asintió Lali—. Para no
haber
preparado nunca una boda hindú, me parece que saldrá
bastante
bien. ¿Algo más para esta tarde?
—No.
No he concertado nada más para hoy.
Lali
sonrió al escucharle, mientras escribía algo en su
agenda.
—Hiciste
bien. Aunque lo tenemos todo localizado, nos
vendrá
muy bien comentar con Lahita y Kamal las pautas que
van
a seguir para que la boda sea lo que ellos quieren.
Una
hora después, Tony avisaba por el telefonillo de que
Lahita
y Kamal habían llegado. Tras los saludos de rigor, los
cuatro
se sentaron a una gran mesa blanca y ovalada. Lali y
Tony
les fueron informando de las posibilidades que les ofrecían
para
su boda. Lahita, agradecida por el esfuerzo, les volvió a
repetir
lo importante que era para Kamal aquella ceremonia
hindú.
Ella era medio americana y sus raíces no eran tan fuertes
como
las de él.
Tras
una larga reunión que les ocupó alrededor de tres
horas,
Lali acordó con Lahita quedar dos semanas después para
que
una modista especializada en trajes de ceremonia hindú le
diseñara
varios saris. La familia de Kamal se ocuparía de su
traje.
Aquella
tarde, cuando iban a salir del despacho dispuestos a
tomar
unas copas, sonó el teléfono directo de la mesa de Lali.
Extrañada,
lo cogió, y Tony pudo ver cómo en segundos cambiaba
de
color. Una vez colgó, se acercó a ella y preguntó:
—¿Qué
pasa, reina?
Lali,
más pálida y nerviosa que en su vida, susurró:
—La
tía se ha puesto de parto.
—¿Hay
que llamar a Estela? —preguntó Tony al entender su
nerviosismo.
—No
lo sé —murmuró—. Clarence no me ha comentado
nada.
Sólo me ha dicho que habían ingresado a la tía en el Century
City
porque el bebé ya está en camino.
Tony,
buscando lo positivo de todo aquello, dijo cogiéndole
el
bolso:
—¡Qué
emoción, por Dios! Venga, vamos, te acompaño.
Bajaron
hasta el garaje donde cogieron el coche de Lali y se
encaminaron
hasta el hospital Century City. Una vez allí, se dirigieron
hasta
la sala de espera de maternidad, en la quinta
planta.
Allí se encontraron con su abuela Estela, John y Alfred,
los
hijos mayores de sus tíos.
—¿Cómo
va todo? —preguntó al verles.
—Según
los doctores bien —respondió un nervioso Alfred.
Lali,
poniéndose de rodillas ante su abuela, que parecía
pequeña
entre aquellos dos muchachotes preguntó:
—Abuela,
¿estás bien?
La
mujer sonrió y, a pesar de su enorme preocupación, dijo:
—Cuando
Clarence o el médico salgan por esa puerta, estaré
mejor.
Veinte
minutos después, se abrió la puerta de los paritorios.
Clarence,
sonriente, les miró y levantó el dedo en señal de victoria.
A
partir de ese momento, todos se abrazaron y sonrieron,
felices
de que todo hubiera salido bien.
La
pequeña Estela descansaba en el nido, mientras Lali y su
abuela
la observaban a través de los cristales. Aquella cosita sin
pelo,
pequeña e indefensa, se chupaba la mano mientras
dormía.
—Es
una verdadera preciosidad —dijo Estela mirando a la
niña.
—Es
guapísima, abuela —asintió Lali.
Ninguna
lo quiso comentar, pero aquella pequeña era
idéntica
a su desaparecida hermana cuando nació. El parecido
era
increíble.
—No
es porque sea la nuestra —sonrió Estela—, pero es la
más
guapa del nido.
—Por
supuesto que sí —asintió Lali.
En
ese momento se acercó hasta ellas Alfred, el orgulloso
hermano
de aquella pequeña.
—Qué
guapa es, ¿verdad?
—Eso
comentábamos, cariño. Es una muñequita —dijo
Estela
abrazándole.
—Es
igualita que Britney, ¿verdad? —susurró el chico con los
ojos
llorosos.
Las
dos mujeres asintieron, pero fue Lali la que habló:
—Se
parece bastante. Pero ésta es Estela.
—Ya
lo sé —respondió mirando a su prima con una sonrisa—.
Sin
embargo, necesitaba decirlo y saber si sólo era cosa
mía
o es que realmente se parecían.
—Cariño…
—susurró Estela conmovida al oír a su nieto, sin
darse
cuenta de que Clarence y su otro hijo estaban tras ellos.
—Alfred
—dijo Clarence cogiendo a su hijo del brazo—. No
eres
el único que lo ha notado. Mamá, cuando la ha visto, es lo
primero
que ha dicho.
—¡Dios
mío! —sollozó Estela al oír a su yerno.
—Pero
no os preocupéis —continuó Clarence con el corazón
dividido
por la tristeza y alegría—. Tras ese comentario, Samantha
me
ha mirado y me ha dicho que esta niña era Estela. Por
lo
tanto, no os preocupéis por ella, está bien y deseando disfrutar
y
ser feliz con la llegada de esta pequeña.
—Y
lo será —susurró Lali mientras todos intentaban sonreír
ante
la llegada de una nueva vida, a la que todos querrían y
cuidarían.
Continuará...
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El el proximo capitulo REENCUENTRO LALITER...Ahi lo dejo
@lalitter08
Quiero leer ese reencuentro ya!! Otroooo :)
ResponderEliminarmasss porfa
ResponderEliminarX mucho k pasen años ,entre embarazos ,es impresionante la genética.
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