lunes, 13 de julio de 2015

OLVIDE OLVIDARTE: Capitulo 8

CAPITULO 8

Dos meses después…

A ver —comentó Lali abriendo su agenda—. ¿Qué tenemos
para esta tarde?

Tony, sentado frente a ella en su despacho, dijo tras mirar la
suya:

Tenemos la visita de Lahita y Kamal. Quieren ver cómo
llevamos el asunto de su boda —dijo Tony.

Creo que ésta está controlada —asintió Lali—. Para no
haber preparado nunca una boda hindú, me parece que saldrá
bastante bien. ¿Algo más para esta tarde?

No. No he concertado nada más para hoy.

Lali sonrió al escucharle, mientras escribía algo en su
agenda.

Hiciste bien. Aunque lo tenemos todo localizado, nos
vendrá muy bien comentar con Lahita y Kamal las pautas que
van a seguir para que la boda sea lo que ellos quieren.
Una hora después, Tony avisaba por el telefonillo de que
Lahita y Kamal habían llegado. Tras los saludos de rigor, los
cuatro se sentaron a una gran mesa blanca y ovalada. Lali y
Tony les fueron informando de las posibilidades que les ofrecían
para su boda. Lahita, agradecida por el esfuerzo, les volvió a
repetir lo importante que era para Kamal aquella ceremonia
hindú. Ella era medio americana y sus raíces no eran tan fuertes
como las de él.
Tras una larga reunión que les ocupó alrededor de tres
horas, Lali acordó con Lahita quedar dos semanas después para
que una modista especializada en trajes de ceremonia hindú le
diseñara varios saris. La familia de Kamal se ocuparía de su
traje.
Aquella tarde, cuando iban a salir del despacho dispuestos a
tomar unas copas, sonó el teléfono directo de la mesa de Lali.
Extrañada, lo cogió, y Tony pudo ver cómo en segundos cambiaba
de color. Una vez colgó, se acercó a ella y preguntó:

¿Qué pasa, reina?

Lali, más pálida y nerviosa que en su vida, susurró:

La tía se ha puesto de parto.

¿Hay que llamar a Estela? —preguntó Tony al entender su
nerviosismo.

No lo sé —murmuró—. Clarence no me ha comentado
nada. Sólo me ha dicho que habían ingresado a la tía en el Century
City porque el bebé ya está en camino.
Tony, buscando lo positivo de todo aquello, dijo cogiéndole
el bolso:
¡Qué emoción, por Dios! Venga, vamos, te acompaño.

Bajaron hasta el garaje donde cogieron el coche de Lali y se
encaminaron hasta el hospital Century City. Una vez allí, se dirigieron
hasta la sala de espera de maternidad, en la quinta
planta. Allí se encontraron con su abuela Estela, John y Alfred,
los hijos mayores de sus tíos.

¿Cómo va todo? —preguntó al verles.

Según los doctores bien —respondió un nervioso Alfred.

Lali, poniéndose de rodillas ante su abuela, que parecía
pequeña entre aquellos dos muchachotes preguntó:

Abuela, ¿estás bien?

La mujer sonrió y, a pesar de su enorme preocupación, dijo:

Cuando Clarence o el médico salgan por esa puerta, estaré
mejor.

Veinte minutos después, se abrió la puerta de los paritorios.
Clarence, sonriente, les miró y levantó el dedo en señal de victoria.
A partir de ese momento, todos se abrazaron y sonrieron,
felices de que todo hubiera salido bien.
La pequeña Estela descansaba en el nido, mientras Lali y su
abuela la observaban a través de los cristales. Aquella cosita sin
pelo, pequeña e indefensa, se chupaba la mano mientras
dormía.

Es una verdadera preciosidad —dijo Estela mirando a la
niña.

Es guapísima, abuela —asintió Lali.

Ninguna lo quiso comentar, pero aquella pequeña era
idéntica a su desaparecida hermana cuando nació. El parecido
era increíble.

No es porque sea la nuestra —sonrió Estela—, pero es la
más guapa del nido.

Por supuesto que sí —asintió Lali.

En ese momento se acercó hasta ellas Alfred, el orgulloso
hermano de aquella pequeña.

Qué guapa es, ¿verdad?

Eso comentábamos, cariño. Es una muñequita —dijo
Estela abrazándole.

Es igualita que Britney, ¿verdad? —susurró el chico con los
ojos llorosos.

Las dos mujeres asintieron, pero fue Lali la que habló:
Se parece bastante. Pero ésta es Estela.

Ya lo sé —respondió mirando a su prima con una sonrisa—.

Sin embargo, necesitaba decirlo y saber si sólo era cosa
mía o es que realmente se parecían.

Cariño… —susurró Estela conmovida al oír a su nieto, sin
darse cuenta de que Clarence y su otro hijo estaban tras ellos.

Alfred —dijo Clarence cogiendo a su hijo del brazo—. No
eres el único que lo ha notado. Mamá, cuando la ha visto, es lo
primero que ha dicho.

¡Dios mío! —sollozó Estela al oír a su yerno.

Pero no os preocupéis —continuó Clarence con el corazón
dividido por la tristeza y alegría—. Tras ese comentario, Samantha
me ha mirado y me ha dicho que esta niña era Estela. Por
lo tanto, no os preocupéis por ella, está bien y deseando disfrutar
y ser feliz con la llegada de esta pequeña.

Y lo será —susurró Lali mientras todos intentaban sonreír
ante la llegada de una nueva vida, a la que todos querrían y

cuidarían.

Continuará...
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El el proximo capitulo REENCUENTRO LALITER...Ahi lo dejo

@lalitter08

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